¡Por
fin llegaron las vacaciones de Navidad!
Ya era hora de volver a casa con mi familia. Esta ha sido la primera
vez que paso tanto tiempo sin estar cerca de ellos y eso se notó
sobretodo en la bienvenida que me dieron en la estación. Abrazos,
besos y chillidos por todas partes.
Les daba la bienvenida a ellos y me despedía de mis amigos. La despedida fue normal, nos veríamos dentro de casi dos semanas. Les echaría de menos, se me haría raro despertarme y no ver Natalie durmiendo, y yo enfadada chillándole que se despertara que llegábamos tarde (como le encanta dormir), también echaría de menos la tonterías de Jerry, lo inseparables que son Alyson y Melinda, las historias divertidas de mis amigos sniqs y lo agradables y encantador que es Jack. Y sobre todo no me olvidare de las miradas incredulas del grupo de Bianca cuando me libre del castigo por dislocar el hombro a Marcus. Usted piensa que alguien como yo puede dislocar un hombro a alguien que es mucho más grande que ella y tiene más fuerza Eso fue lo único que dije para convencer al profesor de defensa contra las artes oscuras que yo no había sido, cosa que funciono sin problemas.
Pero ahora que estoy de vuelta pudo ver mi casa, dormir en mi cama, charlara con mis padres acerca del colegio y ver a Stan.
Ya habían pasado dos días desde mi regreso. Estos dos días solo he hecho tres cosas importantes; primero hablar y hablar con mis padres, segundo buscar en mi árbol genealógico si es verdad la historia que me conto Sybill (podría acostumbrarme a llamarla así), cosa que para mí sorpresa fue verdad, en del siglo XIX encontré a Celeste Trelawney, pero su hermana no aparece por ningún lado. Es como si no hubiera existido. Vaya hermana que quieta a su propia hermana del árbol genealógico por tener más poderes que ella, y puso a su madre porque sin ella no hubiera nacido que sino también la habría quitado.
Y tercera e ultima cosa que hice (muy cobarde de mi parte, lo admito) es intentar no quedarme sola con Stan. Es que si me quedo a solas con el seguro que dice algo de la última vez que nos vimos y no quiero que me venga con ese rollo de que no siente lo mismo, que soy como su hermana. Lo entiendo, pero me duele que me lo diga.
Ahora estoy tumbada en mi maravillosa cama, eran las 10 de la mañana. Mi estómago empezó a pedir alimentos así que me puse mis zapatillas de casa, salí de mi cuarto y baje las escaleras hasta la planta baja. Mis padres están trabajando así que desayunare tranquila y no estaré oyendo a mi madre preguntarme: ¿Qué comida está más rica la mía o la del colegio? yo siempre le contestaba que al suya para no hacerle el feo, es que la comida del colegio…
Les daba la bienvenida a ellos y me despedía de mis amigos. La despedida fue normal, nos veríamos dentro de casi dos semanas. Les echaría de menos, se me haría raro despertarme y no ver Natalie durmiendo, y yo enfadada chillándole que se despertara que llegábamos tarde (como le encanta dormir), también echaría de menos la tonterías de Jerry, lo inseparables que son Alyson y Melinda, las historias divertidas de mis amigos sniqs y lo agradables y encantador que es Jack. Y sobre todo no me olvidare de las miradas incredulas del grupo de Bianca cuando me libre del castigo por dislocar el hombro a Marcus. Usted piensa que alguien como yo puede dislocar un hombro a alguien que es mucho más grande que ella y tiene más fuerza Eso fue lo único que dije para convencer al profesor de defensa contra las artes oscuras que yo no había sido, cosa que funciono sin problemas.
Pero ahora que estoy de vuelta pudo ver mi casa, dormir en mi cama, charlara con mis padres acerca del colegio y ver a Stan.
Ya habían pasado dos días desde mi regreso. Estos dos días solo he hecho tres cosas importantes; primero hablar y hablar con mis padres, segundo buscar en mi árbol genealógico si es verdad la historia que me conto Sybill (podría acostumbrarme a llamarla así), cosa que para mí sorpresa fue verdad, en del siglo XIX encontré a Celeste Trelawney, pero su hermana no aparece por ningún lado. Es como si no hubiera existido. Vaya hermana que quieta a su propia hermana del árbol genealógico por tener más poderes que ella, y puso a su madre porque sin ella no hubiera nacido que sino también la habría quitado.
Y tercera e ultima cosa que hice (muy cobarde de mi parte, lo admito) es intentar no quedarme sola con Stan. Es que si me quedo a solas con el seguro que dice algo de la última vez que nos vimos y no quiero que me venga con ese rollo de que no siente lo mismo, que soy como su hermana. Lo entiendo, pero me duele que me lo diga.
Ahora estoy tumbada en mi maravillosa cama, eran las 10 de la mañana. Mi estómago empezó a pedir alimentos así que me puse mis zapatillas de casa, salí de mi cuarto y baje las escaleras hasta la planta baja. Mis padres están trabajando así que desayunare tranquila y no estaré oyendo a mi madre preguntarme: ¿Qué comida está más rica la mía o la del colegio? yo siempre le contestaba que al suya para no hacerle el feo, es que la comida del colegio…
Ya
estaba en la planta baja. Mi casa, preciosa casa de madera a las
afueras de un pequeñísimo pueblo muggles (tan pequeño que ni
aparece en los mapas), consta de dos plantas en la primera se puede
observar que la cocina y la sala de estar están comunicadas, ya que
no hay ningún muro que las separe, como el típico lofft americano.
También hay un pequeño cuarto que es el ropero. Por otra parte,
está la segunda planta en las que están el cuarto de baño grande,
la habitación de mis padres con cuarto de baño incluido, mi
habitación y la antigua habitación de Stan ahora convertida en
habitación para los invitados. Hace unos años Stan decidió
independizarse, pero como no tenía mucho dinero para comprar un piso
mi padre le construyo una pequeña cabaña al lado de nuestra casa.
Así que Stan solo viene para comer (odia cocinar) y para hacernos
compañía, peo su tiempo de hacer compañía duraba horas, asique no
se notaba que vivía en el otro lado de la colina donde vivimos. Mis
padres eligieron un lugar muy vistoso para vivir; un pueblo que nadie
conoce y atestado de muggles y para colmo vivimos a las afueran en
una pequeña colina.
Como decía estoy en la planta baja y puede comprobar que no estaba tan sola, al otro lado (en la cocina) estaba Stan sentado en una silla leyendo el periódico, me iba dar la vuelta pero el asumo su cabeza.
Como decía estoy en la planta baja y puede comprobar que no estaba tan sola, al otro lado (en la cocina) estaba Stan sentado en una silla leyendo el periódico, me iba dar la vuelta pero el asumo su cabeza.
-Buenos
días brujita-Estaba sonriente
-Bueno
días-dije sin muchas ganas,
seguro que me dice algo. Llegue a la cocina y el dejo el periódico
en la mesa.
-¿A
que eres tan maja que me haces el desayuno?
Aliviada
de que me dijera otra cosa asentí y empecé a hacer el desayuno. No
iba a complicarme y le iba a hacer un café y unas tortitas y luego
yo me haría un zumo y me cogería unas magdalenas de chocolate.
Tenía que hacer todo eso al estilo muggles ya que en mi casa hay
electrodomésticos y muchísimas cosas muggles, se podría decir
incluso que me crie entre muggles. Estaba cocinado en silencio y Stan
estaba callado, lo poco que le gusta el silencio.
-
Menos mal que te has despertado, pensé que me iba sin desayunar-
Rompió el silencio.
-
¿No sabes hacer una cosa tan sencilla como el desayuno?- Bromee, me
encanta cocinar para él.
-
Si, pero me gusta como cocinas, además cuando cocinas estas más
guapa.
Cada
piropo que me suelta me duele con intensidad. Termine todo, le
entregue su plato y su taza y me senté enfrente de el con mis
cosas, volvió a reinar el silencio.
-Oye…Cassidy…
¿Pues de dejar de evitarme?- Soltó sin rodeos.
-Yo
no…
-Lo
haces- me interrumpió- Después de ya sabes… no hemos vuelto a
hablar como solíamos hace, ni hemos entrenado. Comprendo que sea
duro y lo siento. Pero no quiero estropear la relación que teníamos,
¿podemos volver a empezar?- Extendió su mano hacia mí para que se
la estrechara. Yo le di la mano con la esperanza de olvidar todo lo
que había pasado, pero yo por lo menos no lo olvidaría tan
fácilmente.
-Ya
podemos entrenar, no? Estará muy floja, llevas tres meses sin hacer
nada.
-Ok,
cuando quieras tengo ganas de patearte el culo.
-No
creo que me hagas mucho, yo al contario que tu he estado entrenando.
-Pero
sigo siendo buena en esto, así que eso no me lo puedes quitar- Bueno
hace poco disloque un hombro fácilmente, pero eso era mejor no
mencionarlo. Seguro que se enfada, mis cualidades de lucha a lo
Jackie Chan son top secret.
-Se
me había olvidado que te volvías muy prepotente cuando hablar de
lucha-Rio
-Que
gracioso! Tú no te quedas corto con la prepotencia…
RING
RING el teléfono sonó con intensidad.
-Voy
yo-Dijo Stan. Se levantó y cogió el teléfono- Ok, le diré que
vaya ahora para allá, nos vemos-Fue lo único que mientras estaba
con el teléfono.
-¿Quién
era? ¿Qué quería?-Pregunte impaciente.
-Era
tu madre, me ha dicho que necesita que vayas al Ministerio para que
trasportes unas cajas de documentos. Ella está ocupada y no pude ir
a llevarlas y las necesitan cuanto antes.
-Ok,
me voy a vestir- No tenía la opción de no ir, además ya estoy
acostumbrada a hacer eses tipo de favores a mi madre y a mi padre,
tendría que cobrarles…
A
los diez minutos siguientes ya estaba lista en el salón, era raro
vestir algo que no fuera el uniforme. Decido llevar algo cómodo;
unos vaqueros, unas converse y una camiseta y encima un abrigo contra
el frío invernal londines.
-¿Quieres
que te lleve en coche? Hasta más tarde no he quedado para hacer las
cargas en la taberna.
-
Vale. Ahora que le pasa a Terrence que quiere que vayas más tarde a
trabajar.
Stan
trabajaba en la taberna de Terrence Hale, carga y descarga las
bebidas, hace alguna chapuza por ahí y también hace de camarero.
Stan era como una navaja suiza en esa taberna. Aunque también
estuvieran trabajando Terrence y su hija Rebecca (de la misma edad
que Stan) a la taberna iban muchas personas y había muchísimo
trabajo. Podían tener más gente trabando pero las otras dos hijas
de Terrance eran como muñecas de porcelana. Siempre están
quejándose y no pueden mover nada que les parezca pesado, lo único
que hacen es coquetear con Stan o con cualquier chico guapo. Odio a
Bianca pero estas dos… creo que la superan.
-Tengo
que aprovechar que me dé un descanso, no crees?
-Pues
sí, además a mi viene genial que me lleves.
Conducimos
sin ningún percance hasta Londres. Allí Stan me dejo en la calle
correcta para que yo llegara a la entrada al Ministerio, ya que él
no podía entrar. Entre en la cabina de teléfonos roja, marque los
números y baje hacia el ministerio.
Salí de la cabina y me fui a la entrada. No tuve ningún problema para entrar, cogí el ascensor y en periquete llegue a la planta donde trabajaba mi madre. Estaba andando por el pasillo hasta que alguien chillo mi nombre.
Salí de la cabina y me fui a la entrada. No tuve ningún problema para entrar, cogí el ascensor y en periquete llegue a la planta donde trabajaba mi madre. Estaba andando por el pasillo hasta que alguien chillo mi nombre.
-CASSIDY-
Volvió a chillar.
Entonces me gire y la vi.
-¡Susan!
Cuanto tiempo- Me acerque a ella y la abrace con todas mi fuerzas.
Susan
es la compañera de trabajo y mejor amiga de mi madre. Ellas dos son
como hermanas y yo la considero como mi tía.
-¿Qué
tal en Hogwarts, querida? ¿Te tratan bien?
-
No tengo ningún problema de marginación y no estoy atrasada en
ninguna materia.
-
Me alegro tanto! Cuando tenga tiempo me contaras todo con pelos y
detalles. Ahora as venido a ayudarnos a tu madre y a mí.
-Pues
claro, no he tenido otra opción.
-Has
tardado
mucho en venir, por eso estoy aquí, tu madre me había mandado a
buscarte, ya sabes cómo se preocupa por ti.
-Lo
sé, es que Stan me ha llevado en coche y por eso he tardado, sorry.
-Stan!!!
Y ¿qué tal con él? al final te lanzaste o no- Si lo sabía, no
tenía a nadie a quien contárselo. Susan sabe todo sobre mí, le
tendré que contar sobre Adam y Jack, a ver qué opinión tiene.
-Me
lance y fue un fracaso, fin de la historia. Tenías razón no podía
ser.- Con este tema todo el mundo tenía razón menos yo.
-Lo
siento… pero bueno el mundo no se acaba. Ya que estas solita te
puedo presentar al chico más guapo e increíble del mundo; mi hijo-
Rio-Por fin le conocerás, ha sido raro que no lo conocieras en el
colegio va al mismo curso que tú.
Es
verdad,
Susan tiene un hijo de mi edad que va a Hogwarts no me había
acordado. Y eso que siempre me decía que era lo más de lo más y
que me encantaría conocerle.
-Vamos
que también nos está ayudando con las cajas- Me cogió del brazo y
me llevo al despacho que compartía con mi madre.
Llegamos
al despacho, allí estaba mi madre y a su lado un chico, estaba de
espaldas. Si la parte de detrás estaba tan buena como estaría la de
adelante, madre mía que hijo tiene Susan.
-Ya
estamos aquí!- Anuncio Susan.
-Ya
era hora, mama, te tengo que preguntar algo sobre…-El chico se dio
la vuelta y no termino la frase, se quedó congelado al verme y yo
también. No podía creer lo que mis ojos estaban viendo.
-Adam-Chille
confusa
-Cassidy-
Chillo el
-Me
parece que ya os conocéis-Dijo
Susan también algo confusa
-¿Este
es tu hijo?-Pregunte señalándole para a ver si había sido una
equivocación. Ella asintió-Que fuerte-Me salió con toda el alma
decir eso.
-
Y tanto, esta es la maravillosa hija de Daian. No encaja con las
descripción que me has dado, mama.
-
No, no encaja. Ya sé que es tu hijo Susan, pero no hace falta
exagerar tanto. Me has dado un prototipo de un chico guapo y
encantador y ahora me encuentro con esto. Que bajón.
Antes
de que mi madre me gritara por mis modales, Adam contraataco.
-La
decepción es para mí y no para ti. Te recuerdo que…
-
Eres el chico más popular del colegio. Te repites demasiado.
-No
era eso lo que quería decir, era que tenemos que trabajar juntos y
yo hare el gran esfuerzo de aguantarte y que conste que eso no me lo
habían avisado.
-A
mi tampoco, y si lo hubiera sabido. Le hubiera dicho a Stan que me
llevara a Vietnam antes de venir aquí.- cuando dije el nombre de
Stan me arrepentí, Adam sabia lo de Stan y si dice algo.
Pero
no dijo nada, se quedó callado, raro en él. Pero mi madre si dijo
algo:
-Por
eso has llegado tarde, podrías haberme llamado o algo. Pero ¿no
trabajaba hoy?
-Sí,
pero tenía unas horas libre, es muy raro. Tenemos que hacer una
fiesta, es raro que Terrence deje horas libres.
-Ya,
pero últimamente Terrence lleva varias semanas dejando horas libres
a Stan.
-Así,
no lo sabía…
-Vale,
manos a la obra!-Dijo
Susan- No me importa lo que vosotros dos tengáis-Dijo señalando a
Adam y a mí- Quiero trabajo, para eso tuvimos hijos para que nos
ayudaran-Bromeo- Así que coger todas las cajas que están encima de
la mesa, llevarlas al almacén de la planta baja, Cassidy sabe
llegara allí. Dejarlas y coger las otras cajas que están en las
estanterías 1 y 9, y me imagino que a Cassidy no se le ha olvidado
buscar en las estanterías.
-No,
llevo años siendo la ayudante de mi padre y la vuestra. Es imposible
que se me olvide.
Adam
y yo trabajamos en silencio, solo nos quedaba dejar unas cajas en el
almacén. Que ganas tengo de terminar! Odio este silencio. Llegamos
al almacén, el dejo su caja en la estantería 1 y yo intente dejar
la mía en la nueve. Digo intente porque está muy alta, y no llego
(es lo que tiene ser tan bajita), pero por fin deje la caja como
pude. Con esto terminamos la fatídica tarea. Iba a alejarme de la
estantería para irme cuanto antes, pero no pude, Adam se me abalanzo
sobre mí. Me cogió de la cintura y me empujo contra la pared.
Estábamos, otra vez, pegados uno contra el otro. No lo entiendo,
¿porque hace eso? La respuesta a mi pregunta se resolvió cuando la
estúpida caja que había dejado cayó al suelo y todos papeles de
dentro salieron disparados por todo el almacén. ¡Mierda!
-
¿No puedes tener cuidado? Siempre te tengo que salvar-Dijo Adam,
todavía pegado a mí.
-
No necesito tu ayuda. - Dije y le empuje para que se apartara.
-Me
parece que sí. Si no te hubiera apartado, la caja se habría caído
encima de ti. Y luego le tendría que explicar a tu madre y a la mía
que eres tan tonta y cabezota que no me has pedido que te ayudara a
dejar la caja, porque eres tan bajita que no llegas. Además la caja
te habría dado en la cabeza y te habrías quedado más tonta de lo
que eres- Dijo furioso.
-
¿En realidad que te molesta
que sea tonta o que no te pidiera ayuda?- Porque no entiendo porque
se pone así.
-
Que no me pidieras ayuda. Lo de tonta ya lo he
asumido.
-
Vete a la mierda.-Entonces me agache para coger las hojas y meterlas
en las cajas- ¿Me ayudas?, eso es lo que quieres, no?
Asintió
y se agacho a ayudarme. Empezamos a coger los papeles y a dejarlos en
dentro de la caja, en aquel momento me di cuenta que Adam me estaba
mirando fijamente.
-¿Qué?-Pregunte
algo molesta.
-No
puedo mirarte o que…
-No,
sin mi permiso.
-No
necesito ningún permiso para mirarte. Te miro cuando yo quiera. A
Stan le das permiso para mirarte?
Ya
ha tardado en hablar con dé el. Tengo una idea voy a darle una
sorpresita, para que alucine.
-Pues
sí, es mi hermano como no me va a mirar.
La
cara de sorpresa de Adam no tenía precio, quería reírme de él,
pero me aguante las ganas.
- Incesto-dijo en voz baja cuando
termino de dejar los papeles dentro de la caja y la subía a la
estantería 9. Luego me volvió a mirar y se fue sin decir nada.Cuando
se
fue me reí de lo lindo.
Adam
recorría los pasillo del Ministerio de Magia sin comprender,
alucinando de lo que le había dicho Cassidy. ¿Cómo que se había
declarado a su hermano? ¿Desde cuándo ella tenía un hermano? Y
sobre todo ¿Cómo alguien de su misma sangre la atraía más que él?
Una sorpresa antes de Navidad.
Después
de ataque de risa, me dirigí
al despacho de mi madre.
-¿Ya
habéis terminado?-Pregunto mi madre.
-Sí,
¿Adam no ha venido?
-No,
mi hijo no ha venido. Se habrá ido a casa.-Dijo Susan.
-Parece
que sí, pero podría haber venido, claro me deja eso a mí, que
majo…
-
¿Pero que os pasa a vosotros dos? Parece que no os lleváis bien.
En
otra ocasión se lo habría contado todo a Susan, pero estábamos
hablando de su hijo. Me daba vergüenza contarle todo lo que hemos
pasado y lo que siento (aunque no estoy segura de lo que siento). No
pienso hablar con ella de eso.
-
Nada, no siempre te puedes llevar bien con alguien-Intente no darle
importancia al asunto.
-
Qué pena! Hacéis buena pareja…-Dijo Susan.
Mi
madre alzo la cabeza de los papeles que estaba leyendo y dijo:
-
Es joven para tener novio.
-
Tiene 18 años, Daian, no cinco. Tú y Anthony la tratáis como una
niña. Además seguro que ha conquistado a mucho chicos en Hogwarts.
-Que
tarde es… me tendré que ir yendo-Dije
para no contar nada. Aunque no tuviera mucho que contar.
-Nos
vemos cariño-Dijo mi madre.
-Adiós,
ves a ligado…-Dijo Susan.
Antes
de que Susan dijera algo me fui prácticamente corriendo.
Salí
del Ministerio por la cabina de teléfono. Iba a aparecerme en casa,
pero sonó mi teléfono móvil (si tengo móvil. Sólo lo uso cuando
estoy aquí, pero bueno, antes lo usaba todos los días). Lo cogí y
mire quien era Stan.
-Dime
Stan-Dije
-Hola,
¿ya has salido?
-Sí,
acabo de salir, ¿Por?
-Es
que acabo de salir de trabajar, estoy cerca de donde estas, y pensé
en irte a buscar. Además tengo una sorpresa para ti.
-Vale,
te espero donde me has dejado antes. Oye a Terrence ¿qué le pasa?
Dejarte tanto tiempo libre es muy raro.
-Ya
te contare, eso va dentro de la sorpresa… Adiós.-
Y me colgó.
¡Qué
misterioso! ¿Qué sorpresa me da? Igual se lo ha pensado mejor y
quiere fugarse conmigo a Las Vegas. Estaría bien, pero no lo creo.
Si fuera así Adam fliparía un más.
Llegue
al sitio que habíamos quedado, no tardo mucho. Pero para mi asombro
no estaba solo. Aparco el coche y el salió.
-Bueno
haya voy. Te tengo que contar algo importante- entonces abrí la
puerta del copiloto y de allí salió Rebecca, la hija mayor de
Terrence.
-Has
secuestrado a Rebecca para que Terrence te de horas libre-Dije sin
saber que hacia ella aquí.
Ellos
rieron.
-No-Cogió
la mano de Rebecca, no me gusta nada esto- Queríamos que tú también
lo supieras, todos lo saben.- Hizo una pausa, sonrió a Rebecca y lo
soltó- Rebecca y yo estamos saliendo.
Me
quede de piedra. ¡Eso no es una sorpresa agradable! Al quedarme sin
habla. Stan hablo.
-¿Qué
te parece?
-
Fantástico-Mentí, era una mierda… mi beso no significo nada para
él.
-Cuanto
me alegro-Dijo Rebecca abrazando-Significa mucho que todos estéis de
acuerdo.
-
Pues claro, es fantástico- fantástico no se me ocurre nada mejor
que decir, bueno es eso o zorra. Tenía ganas de sacar la varita y
fulminarla con la maldición asesina.
-Pues
bien- Dijo Stan.
-Fantástico-
Dije por tercera vez con una sonrisa falta.- Por eso Terrence te da
horas libres, eres de la familia-Dije asqueándome de lo que decía.
-Sí,
papa está muy contento.
-
Mientras que no te las descuente del sueldo-dije en vos baja sin
pensarlo. Cassidy feliz tienes que estar feliz, aunque quieras
romperle la nariz a Rebecca.
-
Bueno… vamos para casa, no-Dijo Stan.
Me
tuve que sentar atrás, porque Rebecca se sentaba al lado de Stan, MI
SITIO.
Durante
el trayecto hacia casa, solo conteste monosílabos a las preguntas
de Rebecca, sobre cómo me iba en el "colegio de superdotados".
Llegamos al pueblo, Stan dejo a Rebecca en su casa y nos dirigimos a
casa.
Aparco
cerca de la colina. Yo me baje del coche sin mirarle, tenía ganas de
llegar a casa e ir a mi habitación a
patear mi almohada.
Estaba
llegado a casa, cuando Stan, que estaba detrás de mí dijo:
-No
te gusta que salga con Rebecca, verdad? Eso de repetir la palabra
fantástico… no te lo creías ni tú, tenías el puño tan cerrado
que no te corría la circulación.
Me
pare en seco y me di la vuelta para contestarle:
-¿Cómo
quieres que me sienta? Feliz. Pues no puedo.
-Pero
lo habíamos hablado, ¿no íbamos a dejar todo como siempre?
-Pues
claro, pero no puedo evitar sentirme mal. Me duele- Creí que las
lágrimas me saltaban de los ojos.
-
Sabes que me mata verte así, te quiero. Pero también quiero a
Rebecca y no voy a dejar de estar con ella por ti. Lo siento.
Me
quede en silencio, Stan no tenía la culpa, ni Rebecca. Son cosas que
pasan, tendría que ser buena hermana y alegrarme o por lo menos
disimular mejor. Stan se acercó a mí y me cogió de las manos.
-Si
quieres cuando estés aquí evitare que no
la veas conmigo, vale? Así poco a poco espero no hacerte tanto daño.
-No,
tengo que superarlo.-Dije rotundamente- Es tu novia, estate con ella,
no te preocupes.
-Eres
increíble, te quiero-Dijo, mientras me abrazaba.
-Yo
también te quiero- Dije, nos separamos del abrazo- Menos mal que
entramos rápido al coche sino se hubiera quedado sin nariz- Bromee.
-Lo
sé. Vi tu intención.
-
Te prometo, que no intentare pegarla-Reí
-Con
eso me vale-Rió el también.
Entramos
en casa, estuvimos hablando y hablando como siempre hacíamos.
Tendría que superar esto y lo iba hacer.
La
mañana y la tarde pasaron volando. Ya era de noche, habíamos
terminado de cenar, iba a dirigirme a mi habitación, cuando mi madre
dijo a todos los que estábamos en casa, es decir, mi padre, Stan y
yo:
-
Se me olvidaba deciros que esta Nochebuena en vez de ir donde mis
hermanas iremos a la casa de los Bennet.
-
¿Qué?- chille
Este
día está cargado de sorpresas.
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